A pesar de que el presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump, desató su particular “estilo” a través de Twitter, amenazando con un ataque militar a Siria -en las próximas 48 horas- y blandiendo a Rusia los misiles “bonitos, nuevos e inteligentes”, ahora matizó su ímpetu y mandó un par de mensajes pretendiendo suavizar sus primeros dichos, tras la respuesta rusa de que derribaría cualquier misil o avión yanqui en cielo sirio.
El mandamás de la Casa Blanca puso fin a la cuenta regresiva que él mismo había iniciado tras el supuesto ataque químico del gobierno sirio a Duma, un enclave en la periferia de Damasco, que estuvo hasta hace poco en manos extremistas. Rusia y Siria niegan cualquier responsabilidad y mantienen que no hubo en ningún momento un ataque químico.
El Ministerio de Exteriores ruso le preguntó, también vía Twitter, a Trump: “Si tan inteligentes son los misiles estadounidenses, deberían dirigirse a terroristas y no a objetivos gubernamentales”.
En este escenario, como advirtió el enviado especial de la ONU en Siria, Staffan de Mistura, cualquier movimiento puede derivar en una escalada incontrolable. En la sesión de urgencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas quedó en evidencia la incapacidad diplomática de rusos y estadounidenses para ponerse de acuerdo en el caso sirio a pesar de que el conflicto ha acabado con más de 320 mil vidas y 10 millones de desplazados.
Mientras la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) levanta un informe, EEUU, Israel, Rusia, Irán y Turquía juegan sus piezas en el tablero más explosivo de Oriente Próximo. Paralelamente, Francia, Reino Unido y Arabia Saudí han mostrado su disposición a una acción conjunta, aunque no se conoce el alcance de su respaldo ni tampoco están claros sus tiempos.
No es un dato menor que hace un año Trump, tras una supuesta “matanza” similar con armas químicas, lazó 59 misiles Tomahawk contra la base aérea de Shayrat (Homs) y acabó con 20% de la aviación de combate siria.
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