Dieciocho departamentos en el norte y el centro de Francia, incluida la región parisina, siguen bajo la alerta meteorológica emitida por la agencia climatológica del país europeo a raíz de la fuerte ola de calor.
La temperatura alcanza los 40 grados centígrados en París y forma parte del terrible calor que sofoca a toda Europa y que ha impulsado los incendios forestales.
Los habitantes y turistas se hidratan y se refrescan en las fuentes de la ciudad para intentar combatir el fuerte calor. Además, la alta contaminación del aire aumenta la sensación térmica unos tres grados, según informes.
«Incluso las noches serán siempre muy cálidas», explica el Servicio Meteorológico de Francia, y agrega que la caída en las marcas térmicas no llegará antes del fin de semana, con las lluvias.

Las autoridades sanitarias han aconsejado a las personas de avanzada edad y a quienes tengan problemas de salud, beber agua con frecuencia y refrescarse con toallas húmedas.
Con miedo, los lugareños recuerdan la ola de calor de 2003 que causó la muerte de unas 3 mil personas, en su mayoría ancianos y mujeres.
El caso más crítico se vive en Grecia, donde las condiciones de sequía y calor contribuyeron a unos incendios forestales que provocaron la muerte a más de 80 personas y dejaron a varios pueblos convertidos en cenizas.
También Suecia (padece el mes de julio más cálido desde 1756) Letonia y Finlandia sufrieron voraces incendios forestales.

ER