Nuevamente en terror se apodera de Europa. Esta vez, el escenario fue Reino Unido. La norteña ciudad de Manchester fue testigo de un deleznable ataque terrorista. Un concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande que acogía a miles de fanáticos de la artista pop fue el objetivo. El trágico hecho que dejó como saldo mortal a 22 personas fallecidas y centenares de heridas.
Salman Abedi sería el presunto responsable de perpetrar tan meticuloso plan por medio de la voladura de una bomba en las afueras de la Arena el pasado 22 de mayo. Pese a que, posterior a los fatales acontecimientos, el denominado Estado Islámico (EI) se atribuiría la autoría de los hechos, esta versión no ha podido ser confirmada por las autoridades británicas de momento.
No obstante, más allá de lo lamentable y repudiable del crimen en sí mismo, surgen una serie de elementos que rodean la situación dignos de análisis serios por la suspicacia que generan. Sin ánimos de ser conspiranóicos, hay que tomar muy en cuenta el contexto a través del cual se desarrollan los hechos y sobre todo los resultados que han devenido.
La Primer Ministro Británica, Theresa May, cuya popularidad está en entredicho por la controversia que genera el manifiesto que propone su partido (Conservador) para las venideras elecciones y el revuelo económico post-Brexit (salida de Gran Bretaña de la Unión Europea), ha sabido sacar provecho de los hechos con las últimas acciones que se ha visto “obligada” a tomar.
Después de los terribles eventos acaecidos, una visita a la ciudad afectada por parte de May, algunas llamadas de líderes mundiales y una que otra reunión con los organismos de inteligencia y seguridad nacionales, la novedad anunciada fue la de llevar el Nivel de Alerta por la posibilidad de otro ataque de “Severo” a “Crítico” y la militarización de gran parte del territorio británico.
Con la excusa de que, según expertos, otro ataque de este tipo o peor “podría ser inminente”, puesto que Abedi no actuaría solo, se tomaron dichas medidas. Sin embargo, aquí entra la duda razonable, de acuerdo a las mismos investigaciones del servicio de seguridad (MI5), ya los cuerpos de inteligencia estaban advertidos del perfil del joven atacante de 22 años descendiente libio.
Es decir, llama poderosamente la atención si se comprueba que de verdad este horrendo atentado (solo superado por el de 2005 al subterráneo de Londres y a un bus que mató a 54 personas) haya podido ser prevenido. Mas, tomando en cuenta el repunte que ha tenido el Partido Laboral en su campaña de cara a las próximas elecciones como afirman las últimas encuestas e indicadores.

¿Acaso pudo haber favorecido este ataque terrorista convenientemente a la gestión de la Primer Ministro Theresa May? Esta y otras interrogantes que puedan surgir, sobre todo tomando en consideración el uso de mercenarios y extremistas en otros países de Europa del este que se salen fuera de control, pueden y deben ser respondidas por ustedes mismos.
LM