«Repitan conmigo: Las protestas callejeras en Venezuela son buenas, en Francia son malas», escribe el escritor, periodista y bloguero británico Neil Clarke. En un articulo publicado por el portal de la televisora rusa, RT.
El periodista describe como las grandes empresas de comunicación visibilizan una sola cara de lo que sucede en el países petrolero, mientras en el “país del amor”, menosprecian las protestas de los chalecos amarillos catalogándolas de “populistas”, así como responsabilizan a Rusia de organizar a las mismas.
Con ironía, Clarke, asegura que mediáticamente “el pueblo venezolano tiene fundamentos legítimos para salir a las calles y protestar contra el presidente, pero los franceses no».
Seguidamente, continua con su descripción de los hechos recalcando “por si fuera poco, el presidente francés, que afronta las mayores protestas en Francia en más de medio siglo, tiene el descaro de estar a la vanguardia de aquellos que apoyan a un presidente autoproclamado en Venezuela, todo en nombre de la democracia».
Describe la situación de ambos países haciendo un paralelismo y la describe como “un mundo patas arriba, donde aquellos que gritan más alto sobre la democracia y los derechos humanos son sus más fieros destructores”.
La hipocresía mundial, pone una vez más a Venezuela en la palestra comunicacional, mientras que en países como Francia protestan por reivindicaciones sociales que el mundo calla.
«Pero esto no está pasando en Venezuela, así que, realmente, no deberíamos prestarle demasiada atención. Recuerden que la verdadera revolución, aquella que desafíe a la élite transnacional, en vez de ayudar a su causa, no será televisada. Y seguro que Macron no la va a alentar».
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