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#VTentrevista Susana Pérez: Omitir los sentimientos de los niños los maltrata tanto como un golpe

Muchos pudieran pensar que el maltrato sólo se circunscribe a la agresión física, al golpe, a la violencia corporal. No obstante, el asunto va mucho más allá de lo que se supone y, principalmente, cuando se habla de edades muy tempranas.

Gran parte de los patrones de maltrato infantil tiene que ver con el prestar poca atención u omitir los sentimientos, principalmente los de indefensión y desesperanza que se han exacerbado entre la población más pequeña en medio de la pandemia de Coronavirus.

Hoy, los adultos ponen mayor énfasis en elementos como el impacto de las noticias, las medidas restrictivas, la falta de gasolina, las subidas del dólar, el encarecimiento de los alimentos o cómo se llevan con la pareja o con los demás miembros de la familia durante el confinamiento.

De hecho, se ha comenzado a desarrollar entre las personas una peligrosa manera de interrelacionarse basada en la intolerancia, el irrespeto por lo que siente, piensa u opina el otro.

Así las cosas, se presta escaso cuidado a la emocionalidad de los niños en esta etapa de confinamiento en casa o a la vorágine de sensaciones por la que atraviesan, producto de lo que les transmiten los adultos y el entorno.

#VTentrevista Susana Pérez: Omitir los sentimientos de los niños los maltrata tanto como la agresión física
/ Foto: Cortesía

Por ello, la psicóloga educativa Susana Pérez, con más de 30 años de experiencia como docente, advierte en entrevista para VTactual las graves consecuencias que puede tener para el desarrollo cognitivo y social de un individuo ver subestimadas o desatendidas sus preocupaciones infantiles en este período de crisis global.

1. ¿Cómo se puede hacer frente al maltrato infantil por omisión en tiempos de confinamiento por la Covid-19?

Todo el mundo se empapó de lo que gira en torno al Coronavirus, ya muy pocas personas desconocen lo que tiene que ver con la enfermedad, pero nadie sabe que en esta crisis global existen la indefensión y la desesperanza aprendidas en el hogar. La televisión y los medios de comunicación en general han obviado ese elemento relevante.

Ocurre principalmente entre los niños de cinco años de edad que aún no alcanzan a desarrollar su yo, o entre los hermanos de en medio, que están entre el mayor y el menor. Se sienten menos considerados para algunas tareas, menos atendidos o menos dignos de amor y consideración. Y llegan a pensar que no habrá solución para ello.

Habría que dar mayor visibilidad al tema, empezar a hablar más de ello porque es una realidad que existe y se suele obviar. Los niños se someten a enormes sentimientos de indefensión y de desesperanza por el futuro y omitirlo es un tipo de maltrato que ya se encuentra muy generalizado.

Hoy se habla de angustia y ansiedad asociadas a la propagación del Coronavirus: que si por ello te vas a comer toda la nevera, que si el hambre o la falta de apetito, que si las bromas de que se va a engordar si no se hace ejercicio, pero hay niños que tienen cambios de humor que generalmente no son atendidos, a pesar de que los expresen. He allí las advertencias.

2. ¿Quién debe encargarse de visibilizar este tipo de maltrato infantil, el Estado o la familia?

Debe ser algo compartido porque todos somos familia. El Estado porque garantiza el resguardo de las familias, como dice la Lopna (la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del adolescente en Venezuela), y difunde la información de la pandemia y advierte los riesgos que conlleva, pero también debe hacer lo propio con la omisión de los sentimientos de los niños.

Así como dedica tiempo de televisión para procurar la enseñanza-aprendizaje, también debería hacerlo para tratar el asunto de la psique infantil y los problemas a los que se enfrentan.

#VTentrevista Susana Pérez: Omitir los sentimientos de los niños los maltrata tanto como la agresión física
/ Foto: Cortesía

Además, está la responsabilidad de los padres, que no deben abandonar el cuidado de los pequeños cediéndolos a terceros –a una nana, a las abuelas, a una guardería- o peor aún a las tecnologías o al televisor, ni descuidar el desarrollo de los hijos.

3. ¿Incidirá en la vida adulta el no atender los sentimientos de los pequeños en estas circunstancias?

Cada niño es único e irrepetible. No habrá el mismo comportamiento en el hijo del periodista, que en el hijo de la vendedora de productos o en el de la que la que limpia. Los niños dependen de su contexto, y de acuerdo con ello tendrán distintas necesidades que habrá que atender.

Y partiendo de que este tipo de cosas pueden ser nuevas para el común de la gente, así como aprendieron del Covid-19 todo lo que debían, por qué no hacerlo con este tipo de problemas, como la indefensión y la desesperanza aprendidas.

Cuando termine la cuarentena y de cara al futuro es que vamos a ver los problemas psicológicos que ha ocasionado la crisis de la pandemia, en la interacción con otros, en la manera en que se sobrellevan las situaciones adversas, en la dependencia de fármacos, en la resiliencia.

Si se pretende una sociedad repleta de mejores personas, vale más prestar atención a lo que les ocurre de niños que confrontar graves circunstancias en la edad adulta, cuando los problemas se abordan desde perspectivas más efectistas y no desde el amor y la empatía que proyectan los infantes.

Francisco J. Figuera/ VTactual.com

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